La revolución tecnológica ha alcanzado un nuevo hito con la introducción del primer bioprocesador del mundo que utiliza neuronas vivas. Desarrollado por la empresa suiza FinalSpark, este avance promete abordar uno de los mayores desafíos de la inteligencia artificial: el insostenible consumo energético.
Fundadores de FinalSpark, Dr. Fred Jordan y Dr. Martin Kutter (Foto por Business Wire)
¿Qué es un Bioprocesador?
Un bioprocesador es un dispositivo similar a una CPU tradicional, pero compuesto en parte por tejido cerebral vivo. Este innovador procesador, creado por FinalSpark, se basa en 16 organoides cerebrales, pequeños “minicerebros” que contienen neuronas vivas y están interconectados. Cada bioprocesador tiene una vida útil de 100 días.
Neuronas humanas en electrodos (Foto por Business Wire)
La Promesa de un Futuro Sostenible
El principal atractivo de los bioprocesadores es su capacidad para reducir drásticamente el consumo energético. FinalSpark ha publicado un estudio que revela que entrenar un modelo de lenguaje como GPT-3 requiere alrededor de 10 GWh, equivalente al consumo eléctrico anual de una población de 6,000 personas. El uso diario de estos modelos incrementa aún más este consumo. En contraste, los bioprocesadores consumen un millón de veces menos energía que los procesadores de silicio convencionales.
Arquitectura del Bioprocesador
El bioprocesador de FinalSpark se compone de cuatro matrices multielectrodo (MEA), cada una de las cuales alberga cuatro organoides interconectados por ocho electrodos. En total, son 16 minicerebros trabajando en paralelo. Los datos son manejados mediante convertidores analógicos-digitales con una frecuencia de muestreo de 30 kHz y una resolución de 16 bits. Este sistema convierte la información binaria en estímulos eléctricos que interactúan con las neuronas, y las respuestas eléctricas de estas se transforman nuevamente en datos.
Este proceso de comunicación entre el tejido vivo y el hardware es similar al utilizado por la empresa Neuralink de Elon Musk. Sin embargo, mientras que el chip de Neuralink actúa como un comunicador o traductor de señales sin involucrar tejido vivo, el bioprocesador de FinalSpark tiene capacidad de procesamiento y memoria a un nivel básico.
Disponibilidad y Acceso
Por primera vez en la historia, este bioprocesador está disponible online. Las instituciones educativas pueden experimentar con él por un costo de 500 euros al mes por investigador, mientras que las empresas deben pagar una tarifa mayor aún no especificada.
El Camino por Delante
Aunque el bioprocesador de FinalSpark está en sus primeras etapas, representa un primer paso significativo hacia el desarrollo de CPUs biológicas capaces de procesar inteligencia artificial con una fracción del consumo energético actual. Todavía hay un largo camino por recorrer, pero los bioprocesadores podrían desempeñar un papel crucial en la reducción del enorme gasto energético asociado con la IA en el futuro.
La comunidad científica y las empresas tecnológicas están ahora ante una oportunidad única para explorar y desarrollar esta prometedora tecnología, que podría cambiar el panorama de la inteligencia artificial y la sostenibilidad energética para siempre.
